La migraña o jaqueca es una condición de carácter familiar, en la que se producen crisis recurrentes de dolor de cabeza de duración, frecuencia e intensidad variable. Afecta aproximadamente al 15-30% de la población y más frecuente en mujeres, entre los 25-50 años.
Se produce por un vaso-espasmo transitorio que perjudica la circulación del cerebro y del ojo. Primero los vasos se contraen y luego se dilatan.
Los síntomas visuales de origen neurológico son múltiples y varían de unos pacientes a otros, los más frecuentes son:
- Centelleos
- Pérdida fugaz de visión
- Ceguera cortical
- Pérdida parcial de los campos visuales
Estos síntomas se deben a la falta de flujo sanguíneo a un área localizada del cerebro o del ojo. Las alteraciones visuales van seguidas de un intenso dolor de cabeza, aunque puede ocurrir también sin cefaleas.
Existen varios tipos de migrañas las cuales varían de acuerdo a la zona afectada del cerebro, pero en general las crisis son unilaterales afectando solamente la mitad del cráneo. El dolor puede ir asociado a náuseas, vómitos y falta de apetito.
¿De que forma se presentan los distintos tipos de migraña?
– Migraña común: es la forma más frecuente y se acompaña de dolor de cabeza, nauseas, vómitos, etc. Suele presentar falta de concentración e irritabilidad en el momento de crisis aguda y suele aparecer intolerancia a la luz (fotofobia).
– Migraña clásica: produce un aura visual que se compone de manchas (escotomas) brillantes y oscuras, sombras distorsionadas, líneas luminosas en zig-zag y pérdida de campos visuales. Este proceso se inicia bruscamente y va en aumento extendiéndose hacia la periferia y finalmente desaparece.
– Migraña oftalmoplégica: se produce con una parálisis transitoria pero recurrente del nervio que controla el párpado superior y la mayoría de los movimientos del ojo (hacia arriba, hacia abajo y hacia dentro).
– Migraña sin cefalea: es un cuadro en el cual se presentan solamente alteraciones visuales sin asociarse a dolor de cabeza.
– Migraña retiniana: es la que produce una pérdida de visión unilateral transitoria aguda.
Afortunadamente los episodios migrañosos raramente llevan a la pérdida permanente de la visión, no obstante aquellos pacientes que desarrollen síntomas visuales durante el ataque agudo, es aconsejado que sea evaluado por un especialista de la visión aparte del neurólogo, el cuál realice un examen ocular completo.
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