El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la película lagrimal y de la superficie ocular que produce molestias oculares, alteraciones visuales e inestabilidad de la película lagrimal, y que conlleva a un daño sobre la superficie ocular. Se asocia con un aumento de osmolaridad de la lágrima y con la inflamación de la superficie ocular.
El Ojo Seco constituye la enfermedad ocular más frecuente; su prevalencia es mayor en mujeres y su incidencia aumenta con la edad. Se ha establecido según estudios, que un 30% de las mujeres mayores de 60 años tienen Ojo Seco, y la cifra en hombres es alrededor de un 10%. Una de las causas de su aumento en personas jóvenes son las cirugías refractivas corneales.
Los síntomas más frecuentes son sensación de arenilla en los ojos, cuerpo extraño, cansancio, ardor, escozor y sequedad. Estos síntomas se acentúan al realizar tareas visuales (leer, usar el ordenador, etc) y en horas de la tarde-noche cuando la producción lagrimal disminuye.
Los signos externos, visibles a simple vista, son muy escasos, en ocasiones un leve enrojecimiento. Con una evaluación más exhaustiva y con la ayuda de un biomicroscopio, se pueden observar cambios en la superficie ocular como pliegues en la conjuntiva, muerte de células o desvitalización de células corneales y conjuntivales, litiasis o acúmulo de depósitos principalmente de calcio en la conjuntiva, irregularidad del margen palpebral, adelgazamiento de la película lagrimal, entre otros.
No obstante, no existe una prueba cuyo resultado, positivo o negativo, pudiera concluir sobre la existencia o no de un Ojo Seco. Por ello, van a ser los síntomas los que más nos indiquen si existe o no esta enfermedad.
Habitualmente el ojo seco no tiene cura radical, pero sí alivio y mejoría de la condición. El tratamiento con lágrimas artificiales y lubricantes es actualmente la terapia más empleada, su utilización no sólo hace que el paciente esté más cómodo sino que también aporta otros beneficios. Algunos estudios han demostrado que el empleo de lágrimas suaviza la superficie corneal y la hace más regular, lo que puede contribuir a una mejora en la visión.
Otras acciones que pueden mejorar la condición de Ojo Seco es el tratamiento de párpados (consiste en exprimir las glándulas encargadas de parte de la secreción de la lágrima) y una alimentación rica en omega-3 ya que este mejora la calidad de la lágrima y es un antiinflamatorio natural.
Por eso, hidratar nuestros ojos es fundamental, ya que además de mejorar el confort, disminuimos los riesgos secundarios a Ojo Seco como la aparición de úlceras o infecciones de la córnea, que aunque no sean frecuentes, son complicaciones serias que pueden dañar de forma severa a la visión.