La blefaritis consiste en una inflamación crónica del borde palpebral. La blefaritis puede ser de tipo estafilococica y de tipo seborréica.
La blefaritis estafilocócica, se produce por un incremento, en la flora bacteriana normal, del número de estafilococos del borde palpebral. Viene acompañada por un engrosamiento y enrojecimiento del borde palpebral, junto con escamación que se deposita alrededor de las pestañas formando collaretes.
La blefaritis seborréica se produce por una disfunción de las glándulas sebáceas del borde palpebral, llamadas glándulas de Meibomio y que son las encargadas de segregar el componente lipídico de la lágrima. Se manifiesta con engrosamiento del borde palpebral y alteración de la secreción procedente de dichas glándulas, la cual se vuelve espesa y untuosa depositándose en las pestañas y en el borde palpebral.
Los síntomas que presentan los pacientes suelen ser comunes en las dos formas clínicas de blefaritis y se manifiestan con picor, escozor, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, irritación ocular, enrojecimiento del borde palpebral, etc.Las causas son multifactoriales y pueden ir asociadas al uso de cosméticos, sequedad y polución ambiental, estrés emocional, trastornos hormonales, edad, y tipo de alimentación, entre otros factores.
Es una enfermedad crónica, como hemos mencionado anteriormente, acompañada de periodos más agudos y otros periodos más latentes. Aunque no se suele resolver completamente la condición, se puede evitar los episodios agudos, evitar complicaciones y disminuir los síntomas para que no sean tan molestos para el paciente. Entre las posibles complicaciones de ambos tipos de blefaritis, podemos encontrarnos ojo seco, conjuntivitis de repetición, queratitis o afectación de la córnea, pestañas mal direccionadas que irritan la superficie ocular, orzuelos, etc.
La base fundamental del tratamiento es la higiene palpebral, con limpieza del borde libre palpebral con toallitas impregnadas en jabón de pH neutro. Es conveniente aplicar calor húmedo, usar lágrimas artificiales en formato monodosis, y una dieta rica en ácidos grasos omega-3. En casos agudos se puede añadir el uso de antibióticos en pomada y/o antiinflamatorios esteroideos pero todo dependiendo del tipo de blefaritis y la situación clínica del paciente. Dado que ambos tipos de blefaritis se presentan con los mismos síntomas, para aconsejar el mejor manejo para cada condición es importante una evaluación de los párpados y de los anexos oculares por parte de su profesional de la visión habitual.