Cuando la presión intraocular aumenta, se produce daño en el nervio óptico causando glaucoma (una de las principales causas de ceguera en los países desarrollados).
Una subida de presión intraocular afecta más al nervio óptico de las personas con tensión arterial baja que a personas con hipertensión arterial.
Esto es debido a que los vasos sanguíneos de los pacientes con hipertensión arterial son más rígidos y por lo tanto una subida de presión intraocular disminuye en menor medida el flujo sanguíneo a la cabeza del nervio óptico, mientras que una pequeña subida de presión intraocular en pacientes hipotensos produce una disminución significativa del flujo sanguíneo afectando a la integridad del nervio óptico.
Este estudio sugiere que el sistema vascular juega un papel en la progresión del glaucoma.